El procedimiento de mediación
La mediación es un proceso voluntario que se puede interrumpir o cancelar siempre que una o ambas partes así lo decidan, o en caso de que el mediador o mediadores determinen que la mediación no resulta apropiada dadas las circunstancias. Los mediadores son imparciales, es decir, no toman partido ni opinan, sino que actúan como un puente de comunicación entre las partes, para ayudarlas a aclarar las cuestiones que deben resolver de forma justa y equilibrada. Los mediadores no sugieren soluciones ni proporcionan asesoramiento jurídico; para ello, las partes consultan a sus abogados. Los mediadores mantienen confidencial toda la información que obtienen y únicamente se comunican con los abogados de las partes o transmiten información, como un borrador de acuerdo, a petición de las partes. La mediación familiar se centra en la cooperación para alcanzar soluciones basadas en el interés superior del menor o menores. La mediación puede conseguir que un proceso judicial resulte innecesario o puede simplificarlo al facilitar un acuerdo entre las partes antes de que se pronuncie sentencia (véanse también los artículos 1 y 3 de la Directiva sobre mediación de la UE).
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